Jorge Salinas, Bruno Loza (hijo del director) y Luis Roberto Guzmán. |
Acabo de ver la película mexicana "La otra familia" y he llegado a la conclusión que las únicas personas que pueden determinar si una pareja homosexual puede o no adoptar un niño son los psicólogos y los trabajadores sociales. Todos sabemos que el mayor temor de la gente es que los menores de edad criados por padres gay tengan la misma conducta en su adultez, pero que sean los expertos quienes tengan la última palabra.
La cinta de Gustavo Loza nos pone en situaciones extremas: una madre heterosexual drogadicta, promiscua y pobre frente a una pareja de varones establecida, adinerada, culta y cariñosa. Así cualquiera se pone a favor de que el pequeño Hendrix, de tan solo siete años, se quede con sus dos papás.
Pero en el mundo real existen tremendas "joyas" en ambos lados. Homosexuales versus heterosexuales, los dos grupos tienen representantes tanto nocivos como positivos para el desarrollo de los niños. ¿Qué hace a alguien un buen padre o madre? ¿No es acaso la responsabilidad hacia sus hijos y el amor y valores que les pueda dar?
Considero que si se comprueba, luego de muchos estudios psicológicos o los que quieran, que las preferencias sexuales de alguien no influyen en la de un niño del cual esté a cargo, las parejas gays que deseen adoptar se convertirían en una nueva alternativa de brindar hogares a menores de edad en situación de abandono.
Claro está que dichas parejas demuestren tener un comportamiento prudente, contar con recursos económicos para costear la alimentación, educación y salud de una criatura, es decir, las exigencias que establece la ley, porque de eso se trata, de formar seres humanos que puedan aportar a la sociedad.
¿Perú está listo para esto? No lo creo. Si ni siquiera lo está para el matrimonio gay. Pasarán muchos años todavía. Sin embargo, mientras ese día llega, ya hay en nuestro país muchas parejas que tienen bajo su cuidado a sus herederos. Y no se trata del caso de 'Jean Paul' y 'José María' -los protagonistas de "La otra familia"- quienes se quedaron con hijo ajeno, hablamos de niños propios, sangre de su sangre.
La abogada Susel Paredes contó hace unos años, en una charla en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, que una lesbiana, por ejemplo, suele dar su óvulo fecundado para que crezca dentro del vientre de su pareja. Ahí las tienen: dos mamás biológicas. ¿Cuántas familias habrán surgido así? ¿Cómo están creciendo estos niños? Estudiantes de Psicología esta es mi propuesta para una tesis.