domingo, 9 de octubre de 2011

Aguafiestas blanquirroja

 
Si vuelvo a oír algo de los llamados "cuatro fantásticos" me saldrá un nuevo grano en la frente. El fútbol me tiene harta, y no es que no me guste, bueno, la verdad, no, no me gusta, no lo entiendo, me aburre, me desespera. Apenas logro acumular un poco de paciencia cada cuatro años para ver completo el partido final de un campeonato mundial. Ese vale la pena, más aún si terminan en penales. Pero ahí termina mi tolerancia.

Ahora mi sosiego se ve interrumpido con el inicio de las eliminatorias para el mundial de Brasil 2014. No niego que me da gusto que la selección peruana haya vencido a Paraguay en su primer encuentro, pero lo que me parece absolutamente insoportable son los aires de triunfalismo de muchas personas y medios de comunicación. ¡Por Dios, es solo la primera fecha! ¡Aún no hemos clasificado! Yo aguardaré con calma hasta el final.

Es lo de toda la vida, esto ya lo vi antes: futbolístas endiosados por un partidito ganado, héroes nacionales, ejemplos de la juventud, etc., sobre todos los que juegan en equipos extranjeros (Paolo Guerrero, Claudio Pizarro, Jefferson Farfán y Juan Vargas), pero otro hubiese sido el cantar si perdían. Se asomarían los titulares de siempre: futbolistas que se hacen millonarios afuera, vienen al Perú de vacaciones y no le ponen camiseta. Bla, bla, bla.

¿Nueva moneda? Obra y gracia de fanáticos de Paolo Guerrero.
El partido fue el viernes 7 de octubre, y los propgramas periodísticos le están sacando el jugo al tema, ya no saben por dónde más levantar el tema: analizando a los "cuatro fantásticos", declaraciones de Sergio Markarián, celebraciones de la gente en la calle, el público que asistió al Estadio Nacional, los artistas que vieron el partido, los políticos que mandaron saludos y así hasta la eternidad.

Admito como peruana que me alegraría muchísimo ver a mi país participar en un torneo mundial, pero si no lo logramos, una vez más, no será el fin. Es mejor asumir que hay deportes en los que nos destacaremos más que en otros, si ese no es el fútbol, qué pena. Hay otras disciplinas que han alcanzado la gloria y de las que deberíamos sentirnos igual de orgullosos, sino pregúntenle a Sofía Mulanovich.

En fin, les deseo suerte, al equipo y a los fanáticos, que asuman los triunfos y derrotas con madurez. Que no sea solo una excusa para emborracharse.