domingo, 9 de septiembre de 2012

Volviendo


Siete meses. Los acabo de contar. Siete meses en los que no escribí absolutamente nada producto de la pereza, falta de tiempo o de temas publicables. Sin embargo, lo retomo porque una de mis buenas amigas, Melissa Vera, ya toda una madre de familia en tierras italianas, me comentó desde su cuenta de Twitter que le gustó mi último post. ¡Ouch! hablaba de la nota de febrero. Desde ese tiempo hasta ahora he dejado algunas cosillas y creo que el blog es lo que puedo recuperar más fácilmente.


Bueno, en los meses que han transcurrido: tengo nueva jefa en el trabajo y con ella llegaron nuevos retos; conseguí casa a dos gatos; mi sobrino de 20 años ya es papá; tiré la toalla con el inglés (al menos a estar sentada dos horas diarias en un salón); a mi hermano le indicaron una segunda operación a la columna; por primera vez mi familia hizo una pollada y me lucí como freidora; conocí la ciudad de Caral gracias a la UNMSM; aprendí nuevamente que "caras vemos, corazones no sabemos"; indiscretas canas se asoman por la parte delantera de mi cabello, lo que me ha vuelto una esclava del tinte. En fin. Cosas así.

Me he propuesto postear semanalmente, no solo por disciplina, sino porque, analizando mi situación laboral, pues ya no escribo notas propias, editar el periódico de la universidad, es corregir las de otros periodistas, nada más. Sea como fuere, este es mi regreso a la libertad. En lo que queda del año puedo pensar en nuevos proyectos personales y profesionales, que vayan acompañados de café o alguna bebida energetizante. Lo que sea para no usar al sueño como excusa.