domingo, 8 de mayo de 2016

Las frases de mi mamá


Por el Día de la Madre, todo el mundo recuerda las frases más clásicas que estas abnegadas mujeres nos han dicho con el fin de corregirnos. Desde dulces amenazas hasta tiernas frases manipuladoras. Hay para todos los gustos.

En mi caso, las frases más fuertes se las llevaron mis hermanos mayores y varones. Fueron ellos los que vivieron a la Rosa Yaringaño en su etapa más joven y enérgica. Al ser la última hija me tocó una mamá más reposada; sin embargo, ello no evitó que me lanzara unas frases para el recuerdo. Palabras que en su momento no entendía o que luego se voltearon para ambas. El tiempo se encargó de demostrarme cuán sabia es. Hoy comparto solo dos de ellas:

"Si algo pasa la crítica no será para ti, sino para mí, porque dirán: acaso tu mamá no te ha enseñado"
Me lo decía hasta cuando, por flojera, yo no quería planchar y salía a la calle con la ropa arrugada. En la actualidad soy yo la que le digo esa frase, con una variante en el final. Mi madre tiene 80 años y como persona de la tercera edad, mis hermanos y yo somos conscientes, que cualquier cosa que le suceda será responsabilidad nuestra.

Si ella se tropezara en la calle y cayera en la vereda, la gente no dirá: señora, tenga cuidado; por el contrario, correrá a levantarla y preguntarle: ¡dónde están sus hijos, señora, que la dejan salir sola!. En cierta forma ella ha pasado a ser la hija, pues, sin importar lo que haga, así sea decisión de ella, las críticas recaerán en los hijos. ¿Acaso no somos ahora como padres?

"Hay que tener suerte para los hijos"
Al principio no comprendía y no hacía más caso, pero, luego, la frase hasta me ofendió. Tuvieron que pasar muchos años para descifrar su significado. Siempre quiso decir que, pese a todo el cariño y dedicación, un hijo puede terminar por el mal camino o, peor aún, convertido en un ser ingrato. Claro, también la pronunciaba cuando se ponía picona por algún, según ella, gesto más afectuoso de mis primos hacía mi tía. 

Además lo exclamaba cuando ninguno de sus cuatro hijos podía interpretar los mensajes en clave que decía al aire. Solo un ejemplo: la frase "qué frío hace", en realidad quiere decir "tráeme una chompa de mi cuarto". Pobre de ti si no entendías porque tú, como hijo, estabas en la obligación moral de descodificar cada una de sus palabras.

Ahora termino este post, con el cual retomo el blog tras varios meses de ausencia. Qué mejor que hacerlo con mi madre, una mujer inspiradora, a quien toda mi vida la vi trabajar y disfrutar su trabajo. Hasta en estos días, sigue vendiendo cerveza, ya no como antes, pero continúa activa, solo dirigiendo. Una actividad que mágicamente le quita el dolor de rodilla del que se queja siempre, pero desaparece cuando tocan la puerta y le dicen: "señora Rosita, dos cajas". Te amo mamá.