domingo, 12 de julio de 2015

Más falso que brazo de competidor de reality show

En la televisión nada es improvisado. Esta frase de mi recordado profesor Antenor Palacios, allá por el año 2001 en la USMP, me abrió los ojos sobre cómo se hacen los programas. "Incluso cuando a un cantante le piden 'de pronto' entonar algo para el público, en realidad eso fue ensayado con días de anticipación", nos decía como ejemplo. Nada es espontáneo, todo está en la pauta. ¿La razón?: las cosas tienen que salir perfectas para los televidentes y los auspiciadores. Así de simple, así de crudo. El problema es que todos no saben eso o no lo quieren aceptar.

Recordé estas palabras luego que durante la semana volvieran a comentar en muchos medios de comunicación los excesos de los reality shows, desde romances armados hasta violencia física. Aquí haré unas breves observaciones y diré mis hipótesis. 

En primer lugar, el motivo por el cual todo el mundo se araña es porque el público más fiel de los programas "Combate", "Esto es guerra" y "Bienvenida la tarde" son niños y adolescentes, quienes desconocen lo que líneas arriba mencionaba, es decir, que todo está preparado, hasta cada palabra que van a decir los protagonistas y conductores. Es un público que aún no se da cuenta que la TV es un espectáculo y que todo lo que viene de él debe ser tomado con pinzas, así lo llamen reality.

Ese público infantil-juvenil piensa que lo que sucede es verdad. Cree que los muchachos son amigos dentro y fuera del set, que el amor entre parejas surge de pronto y que no es propiciado por la producción, que las peleas son reales, que en los finales de temporada nadie sabe qué equipo ganará, que los arrebatos son ocasionados por la derrota en un juego y no porque estén marcados en la pauta luego del segundo corte comercial. Casi lo olvidaba, también están convencidos que los músculos son producto del gimnasio.

No seré tan fatalista, algunos de esos romances sí funcionaron fuera del canal y, por supuesto, sí le doy veracidad a las lesiones. Pero volviendo al punto, considero que este tipo de programas debería estar dirigido al público adulto, que mayormente sabe que se sienta en el sillón a ver una especie de teatro o telenovela -pues estos chicos son prácticamente actores y unos mejores que otros- sin ningún afán de imitar después dichas conductas. 

En segundo lugar, yo me lanzo con la suposición que a los participantes que aceptan tener un enamorado(a) solamente para el programa, les dan un pago extra muy suculento, pero bajo ciertas condiciones. Algunas de ellas podrían ser: 
  1. Seguir el guión de la historia que decida la producción. 
  2. Presentarse en eventos públicos y mostrarse muy cariñosos.
  3. En ocasiones una pequeña riña pública para luego reconciliarse en el programa.
  4. Fotografiarse juntos y colgar esas imágenes en las cuentas de redes sociales de ambos. 
  5. Evitar ser visto con cualquier otra persona que genere dudas sobre la relación.
  6. Pobre de ti que algo salga mal. (Entiéndase un descuento, multa, suspensión o juicio por incumplimiento de contrato).
Es por eso que al enterarme de la agresión de la que es víctima una de las participantes de "Esto es guerra" por parte de su inflado enamorado, lo primero que pensé: esto se le fue de las manos a la producción. Estoy convencida que esta es una de esas relaciones falsas. Qué estresante debe ser fingir un noviazgo y a eso hay que sumarle los cuadros de violencia provocados por las sustancias que se inyectan. Ahí lo tienen. Se veía venir. 

Lo más lamentable es que para la gente de Pro TV -responsable del espacio que transmite América Televisión- no pasa nada, son problemas de pareja que resolverán entre ellos mientras estén separados del programa. No obstante, siguen grabando una telenovela juntos bajo la atenta mirada de la misma productora. Están amarrados por los contratos e imagino el pago de millonarias sumas si no los cumplen o ¿acaso estamos ante otro drama armado? ¿será posible? ¿vale la pena tanto un circo para seguir teniendo un sueldo jugoso, fama y todo lo que ello conlleva? Qué tóxico. 

La mejor alternativa está en nuestras manos.
Pero qué les queda a un grupo de jóvenes que no tiene más oficio ni beneficio que salir en la televisión, pues ni aspiran a estudiar o prepararse para una carrera artística más seria. Parece que solo sueñan con ahorrar para vender ropa y nada más. Como dijo Christian Meier: "Hoy es famoso cualquier atorrante que sale en la tele. Enseñando el trasero lo logran, pero por cinco minutos nomás. Eso no te dará de comer los próximos 30 años". Eso, veremos dentro de unos años si hubo sobrevivientes de tanta " competencia".