domingo, 9 de diciembre de 2012

Confianza que se va volando


Debo reconocer que mi solidaridad con el prójimo es tan grande como los deseos de Luis Castañeda Lossio porque Susana Villarán termine su periodo como alcaldesa de Lima. Soy una egoísta confesa y un poco insensible ante la desgracia humana, por eso no colaboro con muchas cosas, ni teletones, ni colectas, con las justas rifas. Tiene que ser algo que realmente me conmueva.

Desconfío de los mendigos, de las personas que piden limosnas con niños en brazos, los que suben a los micros con recetas médicas, los que cuentan que salieron de la cárcel y nadie les da trabajo y, ahora, de los jovencitos que se me acercan en la calle, lata en mano, para pedir dinero para la Navidad de los niños de no sé dónde. ¿Y yo cómo sé que todo eso es verdad? 

Sin embargo, no dejé de sorprenderme esta semana al enterarme del escándalo de los padres de Adrianito, el llamado niño mariposa. Un estafa hecha realidad y a nivel mediático. No puedo creer que tanta gente haya sido engañada de esa manera, y no solo me refiero a quienes generosamente dieron parte de su dinero, lo que llama mi atención es que le hayan visto la cara a tanto personaje de la televisión, que ahora se arrepienten de haber gastado "su valioso tiempo" en buscar adeptos a la campaña.

La convocatoria para ayudar a Adrianito nació en "Enemigos Públicos" y nadie ahí se tomó el trabajo de averiguar si todo lo que pedían Raúl Castañeda y Khory Rodríguez, papás del niño, era realmente necesario, lo digo por el famoso millón de dólares requeridos, cuando ahora han salido casos de otros menores con esa enfermedad en la que, se asegura, solo bastan mil quinientos soles mensuales en cremas.

Disculpen por lo que voy a decir, pero, incluso, cuando comenzó todo la campaña me di cuenta que el pequeño ni siquiera se parece a sus padres. Ay, así soy de incrédula. Mi lado maquiavélico piensa que ahora solo falta que descubran que ni siquiera son padres e hijo y que todo fue un show bien armado.

Lo último del caso es que los padres ya no administrarán el dinero recolectado. Era la única salida, aunque, como oí en estos días, la confianza es como el cristal, si se rompe, puedes pegar sus piezas, pero no volverá a ser igual. En todo caso, si ya tienen más de 300 mil dólares ¿por qué no empezar ya con algún tipo de tratamiento dando un adelanto? ¿Acaso realmente van a esperar a llegar al millón de dólares para hacer algo por el niño?