domingo, 16 de febrero de 2014

Mujeres que no entiendo y no soporto

Yo sé que cada caso es particular, que solo una pareja sabe lo que sucede dentro de sus cuatro paredes, pero no logro entender hasta ahora qué puede llevar a una mujer a seguir al lado de una persona violenta, que la maltrata con la mano y/o la palabra. ¿Los hijos?, ¿El qué dirán?, ¿Él la mantiene?, ¿Miedo a las consecuencias?, ¿Mejor mal acompañada que sola?, etc. Cada una tiene sus razones y cada una es esclava de sus decisiones.


Lo comento por el caso de Pablo Secada, regidor y voceado precandidato del Partido Popular Cristiano a la Alcaldía de Lima, y su esposa Claudia Cueva, quien, según informes periodísticos, lo denunció en dos oportunidades por agresión. Más allá de lo que pasa realmente con esta pareja, me puse a imaginar el peor de los casos: Una mujer dispuesta a soportar lo que sea con tal de apoyar la candidatura de su esposo, ganar una elección y convertirse en la "Primera Dama de Lima".

Sigo imaginando. El poder es más fuerte que el autoestima. No importa que me "chanques" de vez en cuando, al fin y al cabo, tengo carácter fuerte, y lo merezco, todo con tal que la gente ahora me mire con respeto y hasta con miedo porque una decisión mía puede cambiarles la vida. Si me miran mal, hasta se pueden quedar sin trabajo. La gente que me ninguneaba ahora vendrá a pedirme favores y me codearé solo con un selecto grupo de personas, el que antes ni sabía quien era, y me aceptarán, por cuatro años, como una de ellos.

Ay, el poder, hacen y aguantan lo que sea con tal de llegar a tenerlo y una vez que lo logran -claro,está, no todas- se vuelven insoportables. En mi humilde paso por instituciones públicas he visto todo tipo de "Primeras Damas": las de perfil bajo que se dedican a la labor social; las que están solo para las ceremonias y eventos, brindan, se toman fotos y se van; las que mandonean como si fueran el jefe inmediato; y, por supuesto, la infaltable, la que quiere decidir dentro de la misma institución, diciéndole cosas al oído del esposito... y lo logran.

Pero si esto hace la cónyuge, imagínense a la mujer que tiene directamente el poder. ¿Un ejemplo más reciente? Cenaida Uribe. Debo admitir que me caía bien la señora, me parecía una mujer decidida, elegante y comprometida con su trabajo. Pero ahora, qué bajo había caído. Ser congresista la ha mareado. Embriagada de poder, dijo Cecilia Tait; borrachita de poder, dijo Isaac Humala, perdón, esa frase creo que era para otra, para la peso pesado de la categoría antes mencionada.

Es evidente que la Uribe ha buscado favorecer a su pareja y director de la empresa Punto Visual, y a ella misma, a través del colegio que fundó en el distrito de Los Olivos y su participación en la Comisión de Educación del Congreso de la República. Más claro que el agua. Lo más lamentable es su actitud altanera, lo cual no debería sorprenderme porque es la misma que tienen todos los legisladores cuando le descubren el negocio.

Según ella, nada va a pasar, bueno, eso le dijo a una reportera de Canal N, pero la bancada de Gana Perú ya decidió suspenderla temporalmente mientras duren las investigaciones en la Comisión de Ética, y no olviden que la Fiscalía de la Nación también indagará el caso. Mujeres a las que el poder marea. Así como el licor, hay que saber tomarlo y también decir basta cuando  es necesario.