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Luego de la ola de críticas, el ministro del Ambiente, Manuel Pulgar Vidal, se animó a colgar en su cuenta de Twitter el controversial selfie que tomó el 28 de julio, en el patio de Palacio de Gobierno, mientras el presidente de la República, Ollanta Humala, se dirigía a la prensa y al público. Al revisar algunas imágenes, se ve, precisamente, a dicho ministro como el más entusiasta promotor de las fotografías, ya que invitaba a sus colegas a acompañarlo y motivó a otros a sacar sus celulares para inmortalizar el momento.
Coincido con muchos al decir que fue una absoluta falta de respeto. ¿Acaso no era lógico esperar a que terminé de hablar el Primer Mandatario para hacer vida social? Por Dios, parecían esos niños que en el colegio buscan sentarse al fondo del salón para hacer de las suyas. ¿Habrían hecho lo mismo Pulgar Vidal y compañía de haber estado ubicados en primera fila?
Los selfies no son pecados; sin embargo, todo tiene su momento y su lugar. Mi madre me decía eso cuando yo era pequeña. Educación, le dicen. Algunos ministros pidieron disculpas indicando que se dejaron llevar por la emoción del momento; por su parte, Pulgar Vidal prefirió minimizar la situación. Definitivamente este será el mayor recuerdo que los peruanos tendremos de las Fiestas Patrias 2015 y será imagen fija para todos los resúmenes del año que hará la prensa. Prefiero dejar de hacer hígado y recordarlo así, como una anécdota. Total, de este y otros gobiernos he visto cosas peores.
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