Del Día Internacional de la Mujer se pueden decir muchas cosas, pero mis oraciones en este y demás días son para aquellas que son víctimas de la violencia física o psicológica, situación de la que, de alguna u otra manera, no pueden escapar por temor a denunciar a su verdugo, entre otras razones.
Quizá la imagen más desgarradora que he visto en mi vida ha sido la foto de Bibi Aisha, una joven afgana a la que su esposo, un talibán que la recibió para cobrar una deuda que la familia de Aisha mantenía con la suya, le cortó, con total salvajismo, la nariz y las orejas cuando ella intentó escapar de su casa. Solo tenía 18 años.
Su rostro llegó a ser portada de la revista Time, en agosto del 2010, y mereció el premio World Press Photo de ese año. La imagen nos mostró la crueldad y el desamparo en el que viven miles de mujeres en el medio oriente, donde no tienen ni voz ni voto, son consideradas objetos, y las agresiones que reciben, como las desfiguraciones faciales hechas con ácido, incluso sus muertes, no son motivo de sanciones.
Hoy Aisha, ya con 20 años, volvió a sonreír, su cara fue reconstruido tras haber sido operada en Estados Unidos, pero todavía no sabemos cuánto tiempo más pasará para que los países árabes echen a la basura códigos y normas estupidas, que castigan a las féminas que salen solas a la calle, que no visten de la manera indicada, que se oponen al marido elegido por sus padres y que le dice no a una autoridad absurda.
¿Y en Perú?
En tanto en nuestro país este es el panorama. En el año 2010, se registraron 123 feminicidios y más de 47 mil 700 denuncias por violencia intrafamiliar, según un informe de la ONG "Manuela Ramos", en el que se indica que si bien las mujeres peruanas han obtenido avances en numerosos campos, aún persisten las desigualdades de género y continúan los asesinatos.
De acuerdo con las investigaciones del Observatorio de Criminalidad del Ministerio Público, las causas de los feminicidios en Perú son, en su mayoría, por "los celos y la resistencia a continuar o a regresar con el presunto victimario". De cada 10 víctimas mujeres, tres son asesinadas a manos de sus parejas, ex parejas o familiares.
En estos días en que se valora a la mujer emprendedora, ejecutiva, madre, campesina, estudiante, artista, deportista, etc., es duro saber que ninguna de nosotras está libre de un agresor. Solo la denuncia valiente y oportuna hará la diferencia, sin retractarse después, sin dejar que el caso se empolve en el archivo, sin perdones. Cada caso es tan particular, yo lo sé, pero si no se hace ahora, entonces ¿cuándo?
nuestra sociedad nos da la oportunidad de ser libre, sin embargo falta mucho para que todas gocemos de esta misma oportunidad.
ResponderEliminarLa lucha continúa al no dejar pisotear nuestros derechos de ser feliz, en todas sus concepciones.